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Viernes 29 de Marzo 2024

Así ayuda la tecnología a cuidar los mares de contaminación

 

Actualmente, 90 % de la basura que flota en los océanos es plástico


A demás de ser una amenaza para los ecosistemas vitales de los océanos, como los viveros de peces y los arrecifes de coral, la contaminación también afectan la salud de las especies marinas y de los seres humanos. Afortunadamente, la tecnología se puede convertir en una poderosa herramienta que detenga esta degradación, tanto para generar conciencia sobre este problema como para desarrollar procesos que mantengan los plásticos lejos del mar.

Las empresas de tecnología juegan un papel vital en esto, y a pesar de que suelen ser tachadas como “los malos de la película”, lo cierto es que hay algunas  que han entendido la urgencia de cuidar los océanos al apoyar o encabezar diferentes iniciativas. Aquí presentamos dos de ellas.

Realidad virtual y corales

El Arrecife Mesoamericano es el segundo mayor ecosistema coralino del mundo. Se extiende a lo largo de 1 000 kilómetros de costas que pasan por los territorios de Belice, Guatemala, Honduras y México.

El coral es uno de los organismos que más sufren con el impacto al medio ambiente provocado por acciones como el calentamiento global o el turismo descontrolado, ya que si aumenta la temperatura del mar, se blanquean a consecuencia del estrés hídrico y, posteriormente, mueren.

De este arrecife depende la existencia de 2.5 millones de especies de manera directa, y la economía de alrededor de un millón de personas, algo muy grande para un organismo tan delicado que sirve de enlace entre lo animal, lo vegetal y lo mineral, pero que ha perdido 75 % de su densidad.

Roberto Cerda se enteró de esto hace cinco años, sin embargo, lo que más le alarmó fue descubrir que mucha gente ignoraba lo que estaba pasando con el Arrecife Mesoamericano, inclusive a nivel científico y gubernamental.

“Yo no era especialista en océanos, pero fue una sorpresa para mí que México tuviese semejante recurso, potencial y amenaza. Después, al conocer más de cerca el caso, se convirtió en algo personal”, recuerda.

Desde hace varios años, Roberto ya trabajaba en temas de innovación social con el fin de mejorar el bienestar de la sociedad, aunque ahora se había acercado al tema del medio ambiente y de los corales, por lo que fundó la organización Restore Coral.

“Uno de los mayores retos que tuvimos al inicio fue cómo comunicarle a la gente que había un mundo bajo el agua, que es parte de un sistema supercomplejo que contribuye a la generación de oxígeno y bióxido de carbono”, comenta el internacionalista que se basó en Quintana Roo para llevar a cabo su proyecto. “Pareciera que no había manera que me pelara la gente, los hoteleros o los políticos si no les mostraba de manera impactante lo que estaba pasando, y fue ahí donde la realidad virtual hizo todo el sentido del mundo”.

Así, con el apoyo de diferentes organismos, produjo una experiencia de realidad virtual –una tecnología hasta entonces poco conocida en México– en la que mostraba al Arrecife Mesoamericano y explicaba su problemática.

Esto le permitió, ahora sí, llegar a una mayor cantidad de personas, de manera natural y sencilla, con la menor cantidad de tiempo y causándoles el mayor impacto. “Esto me permitía llevar a la gente de la curiosidad al interés, de interés al deseo y del deseo a la acción”, indica.

Esa experiencia de realidad virtual permite que las personas “buceen” en el Caribe, pero con cero impacto ecológico y conociendo de cerca que existe un ecosistema marino que está en peligro.

Una de las empresas que le ayudó en este proyecto fue la coreana Samsung, quien donó el equipo –en ese entonces era nuevo en México– con el propósito de que más personas pudieran vivir la experiencia; sin embargo, a pesar de que lo mostraban a turistas y funcionarios con buenos resultados, hubo un momento clave para que tuviera una repercusión todavía mayor.

“Nos invitaron a una gira por las escuelas de comunidades rurales mayas y les llevamos la experiencia virtual. La gente de escasos recursos no puede tener un teléfono celular premium y un visor VR, por lo que también ayudamos a generar la reducción de la brecha digital con este primer acercamiento con esta tecnología tan impactante y disruptiva”, menciona.

Roberto dice que los niños quedaron fascinados con la experiencia y listos para que su profesor pudiera explicarles más sobre el tema. “Ahí nos dimos cuenta de que estábamos generando un impacto positivo en estos chicos que se fueron a sus casas no solamente platicando que habían buceado en el arrecife y que habían visto corales, sino entendiendo cómo podían solucionar el problema”, apunta.

Esto último le abrió muchas puertas y le dio más legitimidad a su proyecto, por lo que instancias como la Secretaría del Medio Ambiente reconoció su trabajo. Pero también coincidió con los tiempos electorales en Quintana Roo, por lo que en 2016 se acercaron a miembros del equipo del entonces candidato perredista y hoy gobernador, Carlos Joaquín González, quienes de inmediato –y también gracias al impacto que lograron en ellos con la realidad virtual– integraron el tema a su campaña, y hoy es parte de un programa de gobierno que pretende revitalizar la parte mexicana del Arrecife Mesoamericano.

“Abrir la conversación con realidad virtual fue lo que nos dio el ‘marketing’ para que lo tomaran como un compromiso con el que el sector ambiental y los jóvenes se identificaron”, afirma.

El Programa de Reforestación del Arrecife Mesoamericano del gobierno de Quinta Roo tiene el compromiso de plantar 
260 000 colonias de corales, que es el mismo número de votos que obtuvo el candidato ganador. Como cada colonia tiene 24 unidades, entonces serían más de 6 millones de corales los que se plantarían en 5 años.

“Suena a mucho, pero no lo es. Si no se muere ninguno, estaríamos hablando de 20 % del Arrecife Mesoamericano solamente del lado de México”, advierte. “Pero lo bonito de esta acción es que, además de que aumentan los presupuestos a programas de investigación, como que se puso de moda en el sector público plantar coral y hay nuevos modelos innovadores de conservación en otros lugares del país”.

Gracias también al impacto cognitivo generado por la realidad virtual, han podido participar en foros del Senado e impulsar diferentes iniciativas encaminadas a acercarse de diferentes formas al problema para buscar las soluciones necesarias.

“La manera que Restore Coral propone es buscar soluciones a través de la innovación social y las tecnologías emergentes, por lo que nuestra especialidad está en transformar todas las tecnologías que están saliendo en herramientas a favor del medio ambiente”, explica.

Roberto ahora también trabaja con otros desarrollos, como Big Data, para recabar toda la información académica y de medios que esté vinculada con los arrecifes de coral en México y el mundo, con el fin de tener un mayor y mejor intercambio de datos. Además, tiene un proyecto que busca crear una blockchain y una criptomoneda para financiar la instalación de más granjas de coral.

Obviamente, ha recibido también diversos reconocimientos. “Nos dieron un premio MTV por ser agentes de cambio al utilizar la realidad virtual a favor del medio ambiente, ¡así que tengo el mismo premio que Maluma y 50 Cent!”, bromea.

¡A reciclar!

Otra empresa que ha puesto la mira en la reducción de contaminantes en el mar es Dell, la cual, al notar que cada año entran al mar por lo menos ocho toneladas de plástico, decidió emprender una acción interesante.

Primero, en 2015, junto con Lonely Whale (una incubadora de ideas que generen cambios de gran impacto para proteger los océanos) creó una experiencia de realidad virtual con el objetivo de educar a las empresas y a los consumidores con respecto a los peligros de los plásticos en el mar.

En 2017 también cooperó con el lanzamiento de la iniciativa Mares Limpios del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que permitió que más de 33 países tomaran medidas con qué reducir los desechos marinos.

Pero uno de sus mayores proyectos es la creación de la primera cadena de suministro global de plásticos del océano de escala comercial.

Con la finalidad de lograrlo, procesa los plásticos recogidos en las playas, los canales y las áreas costeras con el fin de utilizarlos como parte de un nuevo sistema de empaque para una de sus laptops; con esto, la empresa proyecta, inicialmente, extraer del océano más de siete toneladas de ese material.

De esta manera, ayudarían a mantener todo el tiempo los plásticos en la economía y, en especial, fuera de los océanos.

¿Cómo funciona esta cadena de suministro? Comienza con los recolectores emprendedores, grupos de voluntarios y organizaciones profesionales dedicadas al reciclaje que recogen los plásticos del mar y de las playas para después agruparlos y clasificarlos.

Posteriormente, esos plásticos son procesados y refinados para garantizar un suministro limpio. Una vez listos, ese plástico extraído del océano se mezcla con otros plásticos reciclados con el propósito de crear una mezcla que garantice que las impurezas que contengan no afecten la calidad o composición química del producto final.

La mezcla obtenida es una resina que contiene 25 % de plásticos provenientes del mar, la cual se moldea en bandejas para fabricar empaques. Se espera que durante el 2025 la cantidad de plásticos recolectados del mar para este fin sea de más de 90 toneladas.

Además, recientemente anunciaron la formación de una iniciativa colaborativa y abierta llamada NextWave, que convocará a empresas líderes de tecnología y orientadas a los consumidores para desarrollar una cadena de suministro similar con empresas como la automotriz General Motors, la productora de bicicletas Trek Bicycle, la de productos reciclados Bureo, y de muebles, como Humanscale y Herman Miller.

Así que las empresas de tecnología están consientes de que deben ayudar a reducir su impacto en la Tierra, y un buen lugar dónde empezar son los océanos. Sí, este tipo de iniciativas siempre causan sospechas en muchas personas, pero ahora es mejor observar los resultados que, aunque todavía pequeños, ya empezaron a impactar de manera positiva. A ver qué pasa en el futuro.