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Viernes 29 de Marzo 2024

El hombre de Coquimbo que volvió a nacer

 

Tras permanecer más de 24 horas atrapado entre los escombros del edificio de Coquimbo y Sierravista, en la colonia Lindavista, fue rescatado con vida José Luis Ponce, de 64 años


José Luis Ponce, de 64 años, volvió a nacer.

Tras permanecer más de 24 horas atrapado entre los escombros del edificio de Coquimbo y Sierravista, en la colonia Lindavista, fue rescatado con vida.

Antonio Pérez, un joven de menos de 30 años, ofrendó su vida para salvar la de Pepé.

Ocho compañeros y él llegaron desde Guanajuato el martes por la noche, luego que este edificio colapsó por el sismo de 7.1 grados que sacudió la Ciudad de México a las 13:14 horas del 19 de septiembre.

Los brigadistas pertenecen al grupo USAR y se dedican a salvar vidas.

Por la mañana iniciaron los trabajos para rescatar a José Luis y a otras cinco personas atrapadas, entre ellas, su hija Marisol Souza.

El jefe delegacional en Gustavo A. Madero, Victor Hugo Lobo, cuestionado por los familiares de las personas atrapadas por su descoordinación en los trabajos de rescate, informó que José Luis fue el único que dio señales de vida.

A las 15:35 los rescatistas y voluntarios levantaron el puño, para que se guardara silencio.

Segundos después se escucharon aplausos.

Un grito a lo lejos se escuchó: ¡Está vivo!

José Luis salió consciente de entre las dos losas que le tenían prensado medio cuerpo.

A uno de los rescatista apenas le susurró: “Me llamo José Luis”.

A Pepé lo sacaron por un boquete, que los bomberos hicieron en la parte trasera del edificio.

A José se le practicó una revisión médica superficial. Luego fue subido a una ambulancia, que lo trasladó al hospital Magdalena de las Salinas del Seguro Social.

Lo acompañó su esposa Isabel Reyes.

Isabel tenía sentimientos encontrados.

Su cara esbozó una sonrisa y soltó en llanto, cuando de entre los escombros sacaron a su Pepé.

Pero, también se sentía su tristeza y su incertidumbre porque Marisol, su hija, seguía atrapada entre los escombros de lo que fue el ya afamado edificio de Coquimbo y Sierravista.

Aquí, la solidaridad no fue la excepción.

Voluntarios trajinaron con palas, picos y botes para recoger escombros.

Otros más se ofrecieron para entrar a la construcción en ruinas.

Mujeres anónimas repartieron agua y comida y muchos otros acarrearon víveres.

dgp