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Miércoles 24 de Abril 2024

#OpiniónCapital Cosa de dos

 

No se ha terminado de dilucidar si un líder es aquel que diseñan las masas con su pensamiento o es alguien que se convierte en líder porque habla y se adecua a lo que la mayoría de la población piensa


En la vida política moderna hay una cuestión que no se ha terminado de dilucidar con claridad, y eso es saber si un líder es aquel que diseñan las masas con su pensamiento o simplemente es alguien que se convierte en líder porque habla y se adecua a lo que la mayoría de la población está pensando en ese momento.

Ahora, lo que está pasando con el prefacio de las elecciones del país es muy interesante, sólo que sería imperdonable –es más lo considero una simpleza sin sentido– adjudicárselo todo al papel, los silencios, los errores, las posturas o las propuestas de los candidatos.

Cuando uno observa los últimos datos oficiales del pasado 2017 sobre inseguridad, violencia, economía y pobreza, uno comprende por qué somos un pueblo harto, asqueado y fastidiado.

Cuando uno observa cómo resulta imposible ocultar el insulto que significa la riqueza que acumulan unos pocos frente a todas las carencias que tienen muchos, pues también se entiende que el pueblo esté enojado.

En este momento, salvo las iniciativas que han planteado para enfrentar la inseguridad y la corrupción tanto el candidato López Obrador como el candidato Meade –más polémicas las del primero que las del segundo–, habiendo iniciado el camino para recuperar la democracia mexicana frente a toda esa situación del silencio que hay en gran parte del territorio nacional, donde muchos compatriotas no se atreven a ir a votar; la verdad es que está siendo muy difícil establecer propuestas que realmente entusiasmen a los pueblos.

En ese sentido, considero positiva la propuesta del “Ingreso Básico Universal” para los mexicanos –con el que los ciudadanos recibirían un salario mensual sólo por el hecho de ser mexicanos– que hace el candidato Anaya, sobre todo porque debemos entender que ya nada es lo que era y que vivimos en un mundo que cambia continuamente.

Y es que, si antes la obsesión nacional era que nos quisieran en Washington y defender las políticas del Fondo Monetario Internacional, hoy la realidad es que estamos en manos de los Trump, del Brexit y de la imposibilidad de Alemania de conformar un gobierno, es decir, estamos en una época en la que cada vez va siendo más difícil saber hacia dónde dirigirse y hacia dónde mirar.

Por eso en vez de alabar al líder que encabeza las encuestas, o criticar la falta de madurez del candidato del Frente –que si es muy chamaco o no–, o si la mesura del candidato Meade es lo más conveniente; sería mejor identificar dónde están los puntos de mayor dolor, presión y peligrosidad para nosotros el pueblo de México, y así saber de qué manera sus propuestas, sus políticas y sus iniciativas podrían evitar que nuestro malestar social estalle y acabe con todos.

Antonio Navalón/@antonio_navalon

*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo

smg