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Jueves 28 de Marzo 2024

Las lecciones que dejó el ciberataque global

 

El auge del Bitcoin y de otras variantes de criptodivisas ha sido cuestionado


El ciberataque global que afectó a más de 200 mil computadoras en 150 países dejó varias lecciones. La más evidente es que, como lo argumenta Brad Smith, presidente de Microsoft, ni el sector público ni el sector privado cuentan con las capacidades para prevenir un ataque de esta naturaleza.

La otra lección, es que los grandes beneficiarios de este fenómeno son el Bitcoin y las más de 830 criptodivisas alternativas que circulan en el mercado.

Las firmas de seguridad informática sostienen que hay una conexión inexorable entre el ascenso exponencial de las monedas digitales y el crecimiento en el número de ataques cibernéticos.

La semana pasada, el valor de mercado de todas las criptodivisas en circulación alcanzó un nivel récord de más de 50 mil millones de dólares. Tan sólo el mes pasado, el valor del Bitcoin creció en 55 por ciento.

Para el caso de otras monedas digitales, que son variantes de la tecnología utilizada por Bitcoin conocida como blockchain, su valor se ha multiplicado en cinco o seis veces en las últimas semanas.

El consenso de analistas considera que este fenómeno reúne todas las características de una burbuja tradicional, cuyo común denominador es la “exuberancia irracional” del mercado, término acuñado por el expresidente de la Reserva Federal Alan Greenspan en la década de los 90, cuando se estaba formando la burbuja de las dotcom.

Sin embargo, a los ojos de las compañías de seguridad informática como Herjavec Group, el auge de las criptodivisas es responsable directo del crecimiento de los crímenes informáticos del último año.

Dado que existe la idea generalizada que el Bitcoin y sus variantes no son rastreables, las operaciones criminales suelen utilizar este canal del sistema financiero como vehículo de administración financiera.

Esto garantiza un volumen de operación significativo para las criptodivisas, lo que refuerza su valor de mercado.

El virus Wanna Cry que afectó a empresas y a agencias de gobierno en escala global, durante el fin de semana pasado, es un ejemplo claro de este círculo vicioso.

El modus operandi de este virus consiste en la encriptación de los archivos de los usuarios afectados, a quienes se les pide un rescate, denominado en Bitcoin, para desbloquear sus datos. Este vehículo de disrupción informática es conocido como ransomware.

Herjavec Group estima que, el año pasado, los daños y costos derivados de casos de ransomware fueron de alrededor de mil millones de dólares. Considerando que una parte relevante de esta cifra es procesada a través de Bitcoin, la conexión entre el aumento en el número ransomwares y el valor de esta criptodivisa se vuelve más clara.

SEGURO DE VIDA

De acuerdo con la firma aseguradora Beazley, los ataques informáticos de esta naturaleza pasaron de 43 en el 2015 a 86 en el 2016. El caso del fin de semana pasado es el de mayor escala del que se tenga memoria.

El virus Wanna Cry alcanzó a los sistemas de información del Departamento de Interior de Rusia, de la compañía de ferrocarriles Bahn de Alemania, de la firma automotriz Renault, de la empresa energética PetroChina, de la firma FedEx, y del sistema de salud pública de Reino Unido, entre otros.

La debilidad de los sistemas de defensa informática ha obligado a las empresas a tomar medidas alternativas.

Citrix Systems, una firma de seguridad informática, asegura que en el 2016 un tercio de las compañías británicas compraron Bitcoins, para mitigar el riesgo de un posible ransomware.

La prensa estadounidense reportó que, en el 2016, un hospital de Los Ángeles, California, pagó un rescate de 17 mil dólares para poder tener acceso a su base de datos, la cual fue encriptada a partir de un ataque informático.

Analistas sostienen que esta práctica es común porque en la mayoría de las ocasiones resulta mucho más caro desarrollar el equipo y la tecnología para prevenir estos ataques, que pagar por el rescate requerido.

Sin embargo, se advierte que no existe ninguna garantía de los atacantes para asegurar que los datos de los usuarios serán recuperados.

Además, aun entre los miembros del departamento de tecnología de información de las empresas, el manejo del Bitcoin no es sencillo ni generalizado.

FIEBRE DE DIVISAS

El mercado de las criptodivisas está creciendo a un ritmo exponencial que pone en tela de juicio la sostenibilidad de un sector que no está regulado.

Ethereum, la segunda moneda digital más utilizada, es prueba de ello: lanzó su oferta monetaria inicial en el 2014, a un precio de 40 centavos de dólar por unidad; hoy ésta tiene un valor de 92 dólares por unidad.

En el último año se ha presentado un boom de ofertas monetarias iniciales, procesos a través del cual se recauda dinero para poner en marcha una nueva criptodivisa. En total, se han recaudado 1.2 mil millones de dólares en este tipo de operaciones.

El proceso emula las ofertas públicas iniciales del mercado de valores. Incluso se presenta un modelo de negocios para los inversionistas. Por ejemplo, Beth, una compañía de criptodivisas que utiliza inteligencia artificial para su desarrollo, incluyó una proyección en la que se promete regresar a los inversionistas el 60 por ciento de las utilidades trimestrales generadas y reinvertir el 25 por ciento en el portafolio de la compañía.

Dado que los bancos han sido presionados por las autoridades regulatorias para endurecer las condiciones de sus operaciones de Bitcoin, esto ha ocasionado que proliferen las variantes de esta criptodivisa.

Sin embargo, la exuberancia ha llegado a niveles preocupantes. Por ejemplo, Tokencard asegura que logró recaudar 16 millones de dólares en tres minutos en su oferta monetaria inicial.

Las autoridades regulatorias creen que los mayores operadores de este fenómeno son los empleados del sector de tecnologías de información de las empresas, que manejan sus portafolios personales en horas de trabajo, utilizando el equipo de las compañías para fines personales.

dgp