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Miércoles 24 de Abril 2024

#OpiniónCapital El milagro

 

No nos pueden pedir nuestro voto hasta que nos expliquen cómo será posible el milagro de la seguridad, y por qué le vamos a creer a los precandidatos si ellos que ya tuvieron grandes posiciones de poder no consiguieron resolverlo


Como no soy precandidato y no tengo que pedir el voto de nadie, para mí no aplica la ley del silencio. Así que hablaré y hablaré de las elecciones, de los contendientes, de los que nos quieren engañar o convencer, o en una de esas hasta de alguno que nos quiera salvar.

En estos 45 días analizaré no sólo cómo sonríen, cómo tocan el ukelele o cualquier otro instrumento, aunque sea de tortura, sino sobre cómo llegaron hasta ahí, quiénes son y de dónde vienen para querer ser de entre nosotros el que se sentará en la silla del águila.

Soy consciente de que un candidato no es nada más que el resultado de un conjunto de intereses, asesores y dinero que fluye en medio para ver si pega y pueden seguir teniendo más ganancias con cargo a su fe o a la mía.

Estoy seguro de que en el capítulo económico vamos a estar bien servidos, nos sobra gente que estudió en Chicago o en el ITAM, personas que saben qué hay que hacer con la economía del país. Y aunque es posible que dentro de un siglo hayan aprendido que la economía se compone de los que más tienen y de los que no tienen nada, de momento en lo que son expertos es en que aquellos que tienen mucho, tengan más.

De la seguridad para qué les cuento, porque tal y como están las cosas da la impresión de que ninguno de los precandidatos hubiera ocupado algún cargo o alguna secretaría, porque ahora resulta que todos descubrirán el hilo negro de la inseguridad, mientras que no hicieron nada cuando tuvieron una posición importante de poder.

De todas las propuestas sólo ha habido un precandidato que dada la magnitud del problema –y amnistías aparte– me ha hecho comprender que yo estoy equivocado, yo que puedo ser el siguiente mexicano asesinado cada 18 minutos, porque si no me mantengo vivo entonces no habrá estabilidad institucional, ni limpieza en el juego, ni lucha contra la corrupción, no habrá nada si todos estamos muertos.

Y es que, hemos olvidado que lo que está en juego es nuestra propia vida, y además, hemos inaugurado esta suicida costumbre de insultar a las Fuerzas Armadas. Porque a pesar de que vienen del pueblo y son los nos separan de esos 18 minutos fatídicos en los que nos pueden matar, lo que hacemos es ofenderlos en medio de esta batalla política.

Con todo esto, querido lector, yo le sugeriría que empiece a recuperar lo que es primero. Y lo primero es que no nos pueden pedir nuestro voto hasta que nos expliquen cómo será posible el milagro de la seguridad, y por qué le vamos a creer a los precandidatos si ellos que ya tuvieron grandes posiciones de poder no consiguieron resolverlo, y ahora simplemente porque les demos nuestro voto al fin estaremos seguros.

Antonio Navalón/@antonio_navalon
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo

smg