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Jueves 28 de Marzo 2024

El PT se va o se queda

Alberto Anaya AMLO
 

El PT es un partido de un caudillo con propuestas añosas y sin visos de darle viabilidad moderna, más que la que alcance mientras sus recursos y membrete se mantengan como moneda de cambio para cualquier político que esté dispuesto a subirse a la pirámide de Alberto Anaya


#Dobleces

Por: Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Al Partido del Trabajo lo ronda el fantasma de la pérdida de registro. Alberto Anaya, fundador y dirigente sempiterno del partido de la estrella amarilla, sabe que este año es decisivo para su permanencia como uno de los aliados de la cuatroté.

Beneficiario del nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde hace más de 20 años, el petista Anaya tiene encima dar resultados en lo electoral ya que en lo legislativo se encuentra en una zona de confort. El año pasado, apenas alcanzó a rasguñar el 3.36 por ciento de los sufragios, medio punto porcentual más que la franquicia de Hugo Erick Flores Cervantes, con Encuentro Solidario, que, por sus decisiones en núcleo familiar, desapareció a nivel nacional.

El caso del PT es paradigmático. Lo mismo se unió al PRI a inicios del año 2000 con Roberto Madrazo Pintado, al PRD primero con Cuauhtémoc Cárdenas y luego Andrés Manuel López Obrador y ahora como apéndice de Morena. Sin embargo, vive una contradicción. Como aliado electoral no es una maquinaria efectiva; en lo legislativo tiene la supone más fuerza ya que ha sido el más contestatario al interior de la coalición, protestando diversas medidas, quizás la más polémica, el desafuero de su diputado federal, el experredista Mauricio Toledo.

El PT se convirtió en el adherente de Andrés Manuel para las siguientes tres elecciones, apostando a que su intervención solidaria le garantizara el registro. Pero ni eso fue posible, pues en la elección intermedia de 2015 volvió a obtener menos de lo requerido, y tuvo que apelar a la solidaridad de otras fuerzas políticas, que juzgaron inconveniente la desaparición del PT y le apoyaron para que sumaran votos y refrendara su registro. En 2018, que bajo una propuesta formalmente de izquierda, la coalición Juntos haremos historia consiguió treinta millones de votos, el PT apenas obtuvo cerca de tres millones.

Y es que, el PT no ha puesto suficiente atención a la necesidad de fortalecer la formación teórica de sus miembros, para proyectar en su acción cotidiana una reflexión estratégica. Se siguen manejando viejos y generales referentes sobre la lucha de clases, y elementos diversos de la ideología maoísta de participación popular, o lucha de masas, sin tener una posición sobre los temas fundamentales de la agenda económica, la política gubernamental, o los problemas de la globalidad y los escenarios próximos de la economía occidental.

Aun así el PT juega a ser un actor relevante y apuesta que su potencial electoral no es igual a su potencial legislativo, que es relevante porque sin ellos y el Partido Verde, Morena no tendría la mayoría. Entonces asumen que, ante la necesidad de Morena, pueden hasta cierto punto pasar por alto, en algunas entidades y en algunos casos, su disciplina.

Sin embargo, el PT es un partido de un caudillo con propuestas añosas y sin visos de darle viabilidad moderna, más que la que alcance mientras sus recursos y membrete se mantengan como moneda de cambio para cualquier político que esté dispuesto a subirse a la pirámide de Alberto Anaya.

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