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Viernes 29 de Marzo 2024

¿Por qué es inútil un muro contra el narco?

 

Terminaría fortaleciendo otros negocios de los cárteles como el tráfico de personas


IMELDA GARCIA

Ni los 15 metros de altura que podría medir el muro Trump frenarán el paso de drogas hacia Estados Unidos, porque entran –literal- por la puerta.

El presidente de ese país, Donald Trump, ha defendido su idea de construir un muro en su frontera con México no solo para frenar la migración indocumentada, sino para evitar que entren más drogas a su país. ¿De verdad una barda frenará el narcotráfico hacia EU?

Los hechos demuestran que el muro que ya hoy existe entre ambos países no es impedimento para que cientos de miles de libras de estupefacientes pasen por arriba o por debajo de la barda o, incluso, por las aduanas de Estados Unidos.

En su Evaluación Nacional sobre la Amenaza de las Drogas, publicada en noviembre pasado, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), revela que el lugar más común por el que los estupefacientes entran a EU son las aduanas.

“Las Organizaciones Criminales Trasnacionales mexicanas transportan sus drogas ilícitas a Estados Unidos a través de la frontera sur utilizando una variedad de técnicas de contrabando. El método más común empleado, implica el transporte de las drogas en vehículos, a través de los puertos de entrada a los Estados Unidos.

“Las drogas ilícitas se introducen a Estados Unidos en compartimentos ocultos dentro de los vehículos, o mezclados con bienes legítimos. Cada vez más, los cárteles mexicanos están transportando drogas ilícitas, como la metanfetamina y la cocaína, disueltos en líquidos. Una vez que cruzan la frontera, los cárteles coordinan los envíos de droga que son enviadas a casas de seguridad cerca de la frontera, para después dividirlas en cargas más pequeñas y distribuirlas en todo Estados Unidos”, señala la DEA.

Pese a todas las medidas de seguridad que se aplican ya en los más de mil 300 kilómetros que mide el muro hoy día, los traficantes de drogas utilizan otros métodos para burlar a las autoridades estadounidenses.

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Tal como afirma Tom Wainwright en su libro “Narconomics, Cómo administrar un cártel de drogas”: los grupos delincuenciales deben buscar estrategias para no perder su mercado principal.

Para Wainwright, editor británico de la The Economist y quien fue corresponsal en México entre 2010 y 2013, el muro Trump no frenará el narcotráfico y más bien terminaría fortaleciendo otros negocios de los cárteles de la droga, como el tráfico de personas.

Es indispensable, afirma en entrevista, que los gobiernos de ambos países continúen con la cooperación que han tenido para combatir al crimen organizado.

Porque los traficantes tienen una sola meta: satisfacer a su mercado y ganar a sus competidores para tener mejores ganancias. ¿Qué no es lo mismo que persiguen todas las marcas comerciales de cualquier producto?

Lo hacen y lo harán, aunque se interponga entre ellos y su mercado un “alto y hermoso” muro, como lo ha llamado el mandatario estadounidense.

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‘La droga pasa por la aduana’

“La droga pasa por el puente”, narra un mexicano que fue deportado y despojado de la residencia legal norteamericana en 2016 por tráfico de drogas, y a quien llamaremos Juan N., para mantener sus datos confidenciales.

A Juan lo agarraron con mil 400 libras -635 kilos- de mariguana, cuando pretendía internarla a Estados Unidos. Ya antes lo habían detenido con 700 libras –unos 317 kilos-. Además, tenía varias detenciones por manejar en estado de ebriedad; al final, fue deportado por atacar a un oficial de la policía en Nuevo México.

Su actividad como traficante de drogas a Estados Unidos duró varios años. En una plática con Reporte Indigo, reveló que el secreto del tráfico de estupefacientes a EU no está en pasar el muro, sino en continuar sobornando a los agentes de aduanas de ese país.

“(La mariguana) la compras en Madera, en Cuauhtémoc, en Parral, aquí en Chihuahua. Pasas el retén. Por decirte, este es el retén de los federales”, dice, marcando un punto en el suelo de tierra, “yo me bajaba con cinco chavalos y los mandaba caminando por el otro lado”, dibuja una curva que rodea el punto.

“¿Y luego, para pasarla al otro lado (a Estados Unidos)?”, se le cuestiona.

“Ah pues pasa por la Línea. A los de la Línea, a ellos les pagas 5 mil dólares por pasar una troca por el puente. Si traigo una maleta, le pago 3 mil dólares para que me deje pasar una maleta. Pero es mía la mercancía”, explica desde Ciudad Juárez.

Los traficantes reciben información de los agentes que están dentro de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EU (CBP, por sus siglas en inglés) sobre los horarios, las líneas y el nivel de alerta que se tiene en un determinado momento en la entrada al país.

Esta acción coordinada permite que los estupefacientes pasen sin problemas. Literalmente, entran a EU por la puerta.

Un informe del Congreso de Estados Unidos sobre la cooperación entre México y EU en materia de seguridad, señala que entre el 2005 y el 2012, 144 agentes del CBP fueron arrestados y procesados por delitos de corrupción; 93 de ellos estaban destacados en la frontera sur de EU.

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Aunque se ha detectado que –proporcionalmente- son pocos agentes los involucrados en estas faltas, los propios organismos de seguridad fronteriza y hasta el FBI tiene 22 grupos de tarea contra la corrupción de los agentes que vigilan las fronteras y las aduanas.

El diario The New York Times reveló en diciembre pasado que en los últimos 10 años casi 200 empleados y trabajadores por contrato del Departamento de Seguridad Interna (DHS, por sus siglas en inglés) habían tomado cerca de 15 millones de dólares en sobornos mientras recibían un salario por proteger las fronteras de Estados Unidos.

“Los registros muestran que estos empleados han mirado hacia otro lado mientras toneladas de drogas y miles de inmigrantes indocumentados fueron introducidos de contrabando a los Estados Unidos. Ilegalmente vendido green cards y otros documentos de inmigración, han ingresado a bases de datos del sistema de justicia y han dado información sensible a los cárteles de la droga”, escribió el periodista Ron Nixon en The New York Times.

Quienes trafican droga de México hacia Estados Unidos intentan, dentro de todo, correr el mínimo riesgo para esa actividad, en donde las ganancias pueden multiplicarse conforme la droga se interna en territorio norteamericano.

“Todos llevamos menos de 80 kilos, porque menos de 80 kilos es la pena mínima. Arriba de esa cantidad es la pena máxima, 30 o 40 años; y del otro modo solo son meses.

“Vale 600 pesos en México, un kilo (de mariguana); una onza, 24 gramos, 28 gramos, son 100 dólares en Albuquerque. En Colorado, 200 dólares; en Nueva York, 500 dólares. Entonces, un kilo va subiendo hasta medio millón de dólares en cigarros o como lo vayas haciendo”, expone Juan.

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En la sierra mexicana, en las comunidades productoras de mariguana, un kilo puede costar entre 600 y 800 dólares. Al llegar a algunos lugares de Estados Unidos, el precio ya puede alcanzar más de 3 mil dólares.
Al mercado lo que pida

Juan N. sabe bien que mientras haya consumidores en Estados Unidos, los traficantes de droga harán todo lo posible por abastecer ese mercado.

Él, por ejemplo, como consumidor y traficante, dio un salto de mercado cuando en un viaje a México probó la heroína local. Ese día, dice, se le abrió un nuevo panorama de tráfico.

En EU, Juan consumía heroína que lo hacía sentirse enfermo. Eso sucede, explica, porque “la rebajan” con piloncillo o dulce para hacer más con menos; los adictos meten esa combinación en sus venas y el cuerpo lo resiente. Pero en México, descubrió que la calidad es superior aunque tenía un defecto: su color negro.

“La heroína que tenemos aquí en México está tan buena (…) que cuando llegamos a Juárez, que la voy viendo, la puse en la cuchara, le puse agua y se disolvió sola. Tsss y dije: ‘¡no’ombre, estamos ricos!’, y aprendí tantas técnicas.

“Por ejemplo, esa que venden aquí negra, aprendí a hacerla blanca. Como la ‘China White’, la mejor heroína del mundo; viene de China, y se ve así como agua para inyecciones. Entonces, con unas pastillas grandes que hay para hacer betunes en las reposterías, la pintas blanca y la vendes como 100 por ciento heroína. Entonces compras en el internet papel chino, periódico chino, y la envuelves con eso. Y de hecho, la gente dice: ‘pinta blanca, el papel es de China: es China White, la compramos’. (Vale) 60 mil dólares un kilo”, dice Juan, emocionado.

Hace unos años, indicó Juan, una de las “estrategias” que siguió un grupo delincuencial para tratar de sacar a otro de Ciudad Juárez, fue asesinar a los consumidores para arruinar las ventas y que “se le acabara” el mercado a sus competidores.

“Llegaban a los centros de rehabilitación y ahí balaceaban a todos”, relató.
La narración de Juan N. es un ejemplo de la estrategia de mercado que siguen todos los grupos criminales del mundo: tratar de satisfacer a su mercado.

En su libro “Narconomics, Cómo administrar un cártel de drogas”, el periodista inglés Tom Wainwright señala que los grupos delincuenciales actúan de manera similar a los grandes corporativos con estrategias de mercado y también sufren problemas corporativos.

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“Entre más escribía sobre narcotráfico, cada vez entendía más a qué se parece: a un negocio global altamente organizado. Sus productos son diseñados, fabricados, transportados, comercializados y vendidos a 250 millones de consumidores alrededor del mundo. Sus ingresos anuales son de alrededor de 300 mil mdd; si esta industria fuese un país, sería la cuarta economía mundial.

“Una y otra vez, los criminales más despiadados me describían los mismos problemas cotidianos que colman la vida de otros empresarios: el manejo del personal, abrirse camino entre las regulaciones gubernamentales, encontrar proveedores confiables y lidiar con los consumidores”, escribe Wainwright, quien fue corresponsal en México del británico The Economist, entre 2010 y 2013.

Para el periodista, la construcción del muro Trump podría tener consecuencias en el tráfico de drogas, pero podría no ser necesariamente bajar la entrada de estupefacientes a EU.

“No creo que el muro haga mucha diferencia en el comercio de drogas. La mayoría de las drogas que ingresan a los Estados Unidos son introducidas de contrabando dentro de autos o camiones que pasan por los puertos legales de entrada. Construir una pared en medio del desierto no hará ninguna diferencia en absoluto.

“Puede hacer una pequeña diferencia en el negocio de contrabando de personas. Si la frontera se hace más difícil para los migrantes, los coyotes aumentarán sus precios. Si el negocio se hace más valioso, los cárteles de la droga participarán más en el negocio. Así pues, el Sr. Trump puede acabar creando una nueva industria valiosa para la delincuencia organizada”, consideró Wainwright en entrevista.

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Un cambio radical en la forma en que México y Estados Unidos cooperan para combatir el narcotráfico, como lo ha planteado Donald Trump, podría tener consecuencias que solo beneficiarían a los criminales.

“México y Estados Unidos han estado cooperando en temas como la Iniciativa Mérida, que no involucró mucho dinero, sino que proporcionó una plataforma política para el diálogo. Los dos países están más que nunca estrechamente vinculados por el comercio, que une sus economías, y por la migración, que vincula a sus pueblos.

“Todo esto está gravemente amenazado por Donald Trump. Mi esperanza es que las fuerzas sociales y económicas que han hecho de México y Estados Unidos los aliados más cercanos en las últimas décadas serán lo suficientemente fuertes para resistir su ideología nociva. Pero todo lo que debilite la cooperación entre los gobiernos de los dos países facilitará la vida de los cárteles de la droga”, apuntó Wainwright.

Una forma eficaz de combatir al narcotráfico que afecta a ambos países, sostiene el periodista, debe incluir el desmantelamiento de las redes de mercado y de ganancias de dinero. Insiste que los economistas son los mejores policías.

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GG/BPG