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Viernes 26 de Abril 2024

Camisetas de fútbol, idóneas para hacer cubrebocas con alta eficiencia, revela UNAM

 

Los científicos desarrollaron un método para realizar los experimentos y evaluar los cubrebocas.


Los científicos Carlos Raúl Magaña Zavala y Samuel Tehuacanero Cuapa, del Instituto de Física de la UNAM, revelaron que las camisetas de futbol hechas de poliéster soccer, son las idóneas para realizar cubrebocas de tres capas, con alta eficiencia, económicos y, además, permiten una buena respiración.

Dijeron que la efectividad de la mascarilla elaborada con las camisetas de fútbol se compara con las certificadas para uso de la población en general, por lo cual puede protegerla en el transporte público, área de trabajo, cuando va de compras, al realizar ejercicio, acudir a reuniones u otra actividad.

Manifestaron que este cubrebocas se ajusta perfectamente a nariz y boca, permite hablar y respirar, se puede lavar hasta 40 veces y comenzó a producirse para su comercialización, añadieron los investigadores.

Los científicos desarrollaron un método para realizar los experimentos y evaluar los cubrebocas. Crearon un dispositivo dispersor de una solución de cloruro de sodio saturada que simula la saliva que se encuentra en el habla y estornudo, y que cumpliera con la Norma Mexicana del IMSS No. 060.621.0524; la publicada en 2009 para la atención de la contingencia por influenza A-H1N1, y la del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) que empresas utilizan para evaluar los cubrebocas N95.

El dispositivo, explicó Carlos Magaña, se instrumentó en el Laboratorio de Películas Delgadas del IF, a cargo del investigador Dwight Acosta. “Usamos una solución salina saturada la cual es atomizada, y en forma de spray es rociada sobre la mascarilla, y del otro lado un soporte con un portamuestras de superficie lisa, previamente preparada con un recubrimiento especial que permite identificar y determinar cuántas gotas son las que traspasan el cubrebocas”.

El dispositivo, precisó Samuel Tehuacanero, usa un dispersor neumático para rociar la solución con una presión constante; de esta manera es posible contar cuántas partículas de cloruro de sodio pueden atravesar la tela y de qué tamaño son. “Analizamos no sólo cubrebocas, sino una enorme cantidad de telas, alrededor de 80”.

Se seleccionaron las que presentaron buenas propiedades; después se combinaron, por ejemplo, tres tipos diferentes de textiles y se evaluaron nuevamente.

Para el equipo de investigación, señaló Carlos Magaña, era prioridad encontrar telas que pudiesen estar en nuestros hogares y que no fueran costosas. “Pensamos en las camisas de futbol, que muchas personas tienen en su casa, hechas de poliéster soccer; usamos una que no era nueva pero que no tenía hoyos, y vimos que tenía un buen desempeño”.

Al juntar tres capas llegamos a nuestra meta; es el cubrebocas que proponemos, ha funcionado con alta eficiencia y permite respirar bien, abundó el universitario.

Samuel Tehuacanero añadió que en general el poliéster es adecuado para retener las partículas, y “el mejor es el que tiene un gramaje de 160 (gramos sobre metro cuadrado); ese dio el mejor rendimiento y evita la propagación del virus pues frena el flugge (las gotitas respiratorias de saliva de la boca o del moco de la nariz, implicadas en la transmisión de las infecciones)”.

Los científicos señalaron que cualquier costura que los cubrebocas tengan en la parte media, figuras o adornos cosidos, son una ventana para que el virus traspase la tela, toda vez que si una aguja la atraviesa, la deforma y ya no regresa a su forma original, disminuyendo notablemente la eficacia de filtrado y por ende de protección.

Tehuacanero Cuapa agregó que también se hicieron pruebas de cuánto tiempo puede mojarse el cubrebocas y seguir siendo efectivo. El fieltro, por ejemplo, se moja y deja pasar partículas fácilmente. “Necesitamos que si una persona va a una jornada de trabajo de ocho horas, ese tiempo esté protegida”.

Los poliésteres también son adecuados. Se probó el soccer lavándolo a mano, y se determinó que hasta por 40 lavadas mantiene su eficacia para filtrar partículas.