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Jueves 25 de Abril 2024

El virus que ha sacado todo

El virus que ha sacado todo
 

De que nos vamos a morir algún día, no hay la menor duda. Pero que no nos la deseen nadie. Porque esos nadie, también se irán algún día.


De Oficio Reportero |

POR: RAUL SANCHEZ CARRILLO

Microscópico, de contagio mundial, con millones de infectados, pocos muy pocos de salvados del mal, otros millones de muertos, el Coronavirus, ha sacado a flote la eficiencia de los países para su manejo, la capacidad de respuesta ante la Pandemia, la nula estrategia no en pocas ocasiones par enfrentarla y lo mas difícil de comprender, h sacado las miserias humanas mas grandes y también, hay que decirlo, los sacrificios de quienes combaten  el mal a costa incluso de su propia vida.

Poco se ha hablado de ello, pero en los capítulos de epidemias y de pandemias, no se ha conocido lo que en conductas humanas de generosidad , de actitudes miserables, prepotentes, soberbias, todas sin sentido, se ha tenido como lecciones de vida o lecciones de muerte.

El Coronavirus en esta etapa de segunda arremetida contra la humanidad, cobra vidas de manera escandalosa, de terror, de dar miedo, de alterar al máximo a familias, a grupos sociales y a sociedades completas. Con distinta formación, cultura, costumbres.

Hemos visto desde lo que afirmaban que el Coronavirus no existía, hasta los familiares de los incrédulos muchos hoy muertos, mostrarse arrepentidos de no cuidarse, de no hacerlo por no creer en la pesadilla que se vive minuto a minuto y que no tiene visos de acabar de. Hacerse controlable.

Todo lo que se refiere a las diferentes sepas de mismo virus, la saturación de os hospitales,  de los que mueren  a bordo de ambulancias por que no hay camas, o los que se extinguen en pasillos de nosocomios , en sus casas, en automóviles convertidos en ambulancias de esperanza, ante el horror de sus familiares impotentes para evitarlo.

Y en lo humano, de quienes desean la muerte a aquellos que no usan el cubre bocas o que lo traen de hamaca de papada, o de banda en la frente o aquellos que de plano no lo portan, ni siquiera en la bolsa del pantalón, los que hacen fiestas, bailes, reventones desde en azoteas hasta en bodegas o salones clausurados. Que maldicen a quienes contagian sabiendo o no a otros. El micro virus ha puesto al descubierto sentimientos que quizá no sabían que los tenían muchos más.

Nadie debería de alegrarse porque tal o cual humano contraiga la enfermedad. Nadie tampoco, debería dudar que hay quienes lo han contraído y lo hacen publico. Enterarse de contagiados que a los pocos o no pocos días son parte del Muerto metro sigue impactando. Observase que los que se salvan son solo parte de una información si acaso con fragmentos de un video en el que el cuerpo medico, despide con aplausos a quien la libró. O cuando algún octogenario, mujer u hombre se salva.

Lecciones de humanidad en las que esperaríamos cambios de actitud, de expresiones de los negativos de actuación, de sentimientos.

De que nos vamos a morir algún día, no hay la menor duda. Pero que no nos la deseen nadie. Porque esos nadie, también se irán algún día.

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