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Sábado 07 de Diciembre 2024

¡Pero qué necesidad!

Boris Johnson
 

Pulso Internacional | El flamante primer ministro británico Boris Johnson ha emprendido a lo largo de esta semana un muy esperado periplo europeo reuniéndose con los principales líderes de la Unión Europea y con los jefes de gobierno de los países más importantes que la integran con objeto de intentar encontrarle la cuadratura al círculo […]


Pulso Internacional |

El flamante primer ministro británico Boris Johnson ha emprendido a lo largo de esta semana un muy esperado periplo europeo reuniéndose con los principales líderes de la Unión Europea y con los jefes de gobierno de los países más importantes que la integran con objeto de intentar encontrarle la cuadratura al círculo logrando una salida pactada del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte del mecanismo de integración económico, político y comercial que es la propia Unión Europea.

Boris Johnson

Para ello Johnson quiere convencer tanto a la canciller alemana Angela Merkel como al presidente francés Emmanuel Macron de hacer a un lado la llamada salvaguarda irlandesa que está contenida en el acuerdo negociado entre las autoridades de Bruselas y el anterior gobierno británico encabezado por Theresa May. Esta salvaguarda impediría la instalación de fronteras físicas entre la República de Irlanda, país integrante de la Unión Europea e Irlanda del Norte, territorio perteneciente al Reino Unido, con lo cual, en los hecho, al menos Irlanda del Norte seguiría formando parte del mercado único europeo y por extensión, para evitar controles entre Irlanda del Norte y la isla de Gran Bretaña que es donde se encuentran Escocia, el País de Gales e Inglaterra, las otras tres naciones integrantes del Reino Unido, desde el punto de vista comercial, el Reino Unido en su conjunto seguiría formando parte de la Unión Europea.

 

Una realidad así resultaría opuesta a las promesas hechas por Boris Johnson al electorado británico y la alternativa a la misma, es decir, la implementación de una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte constituiría una pesadilla logística, tendría un costo millonario y pondría en peligro los acuerdos de paz llamados de Viernes Santo firmados en 1998 que pusieron fin a la violencia existente entre unionistas y republicanos en el Ulster. Johnson está en un callejón sin salida al que él mismo se metió, ante lo cual sólo queda expresar:¡Pero qué necesidad!